Raramente un economista suele atinar en sus vaticinios, sin embargo, tengo que decir que en lo que a mi persona se refiere han sido reiterativos los aciertos, uno tras otro, y siempre en contra de la opinión pública del momento. En 2018 escribí que habría una desaceleración del crecimiento y de la caída del desempleo en la economía española y portuguesa, lo cual ocurrió durante los meses posteriores [1].
Sobre Reino Unido también hice menciones continuas, pero fue al inicio de la crisis del COVID cuando advertí, tan pronto como el 25 de marzo de 2020, que tanto Reino Unido como España serían los dos países más afectados económicamente por el COVID. Pocos meses después el vaticinio quedaba nuevamente confirmado, dentro de la OECD fueron los países que más cayeron durante la primera mitad del año 2020 [2].
Ahora hemos entrado en 2023, 3 años desde que empezó el COVID y sólo dos países de la OECD todavía mantienen su producción por debajo de los niveles del año 2019:
Efectivamente, España y Reino Unido. Uno podrá estar más o menos acertado sobre los vaticinios económicos, pero mencionar al inicio de la crisis del COVID a dos países concretos de todo occidente y que éstos sigan siendo aún a día de hoy los únicos dos países que no han recuperado sus niveles pre-COVID no debería ser baladí, y mucho menos justificarse por mero acto de suerte o azar.