El otro día participé una vez más en Ampliando el debate (cuando el programa sea publicado se podrá llegar a él haciendo clic aquí), junto a Jesús Nácher y Jordi Llanos, con quien mantuve opiniones contrarias en lo referente a la crisis (pese a ello, realmente pienso que coincidimos en la gran mayoría de cuestiones económicas). Agradezco a Jesús me dejase sin poder responder bien con el caso de Japón, dado que gracias a ello pude invertir algo de tiempo esta mañana en revisar el caso y así responder aquí como me hubiese gustado.
Conocía ya los problemas demográficos para la economía japonesa, que mantiene un porcentaje de población en edad de trabajar que está en niveles de la II Guerra Mundial, es decir, como si una guerra hubiese pasado de nuevo por Japón, en niveles absolutos al nivel de la década de los 70 después del pico que alcanzó en los años 90. Precisamente ignorar el efecto de la población le hizo a Steve Keen perder una apuesta sobre el precio de la vivienda en Australia y escalar a la cima del monte Kosciuszko con una camiseta cuyo eslogan ponía "I was hopelessly wrong on home prices! Ask me how".
La cuestión de Japón es interesante porque, si bien yo he venido manteniendo una posición secundaria a la deuda privada en el problema de las crisis y priorizando el análisis sectorial popularizado por Wynne Godley, Japón podría parecer a primera vista como una excepción, y en cierto modo lo es.
A primera vista Japón aparece con un sector exterior positivo, y si bien mantiene un superávit público durante el periodo anterior a la crisis, éste no es muy grande, de hecho el saldo del sector privado únicamente está en déficit durante 1990, siendo prácticamente neutro en 1989 y 1991. Otra apreciación es que no hay una gran crisis en Japón, de hecho la economía nunca entró en decrecimiento, si bien de 1990 a 1993 va cuesta abajo iniciando lo que se conoce como la década perdida.
Si vemos la contribución al crecimiento del PIB de Japón, únicamente hay una caída en la inversión, mientras que el consumo de los hogares siguió creciendo junto al estímulo público.
Si mi teoría fuese correcta, lo que deberíamos de ver en Japón sería precisamente un saldo negativo fuerte en el sector cuya inversión disminuye (ello junto a un sector de contrapartida), presentando unos niveles de inversión insostenibles en el tiempo. Precisamente está aquí la clave de la debacle japonesa, un sector empresarial incapaz de mantener la inversión, un caso que se ha repetido antes y después en otras muchas economías.
Balance sector privado descompuesto
Si bien el sector privado en agregado estaba estable, lo mismo que sucedía hasta cierto punto para el saldo externo y el sector público, el sector privado se encontraba polarizado, siendo el ahorro de los hogares sostenido por el gasto de las empresas privadas. Pero de ser esto cierto, lo que deberíamos de ver es que la caída de la economía japonesa no proviene de una caída en la inversión conjunta nacional, sino concretamente de la inversión en el sector empresarial.
No hay mucho más que decir, la caída de la economía japonesa (una desaceleración más que una crisis como la ocurrida en occidente en 2008) proviene precisamente del saldo del sector empresarial, que manteniendo unos gastos de inversión elevados e insostenibles decaen a partir de 1990 (menos de un tercio de la inversión empresarial fue financiada por los beneficios entre 1987 y 1990, los años de apogeo). De hecho, la inversión empresarial es la única partida que contribuye a la caída del PIB (resulta obvio que la caída en la inversión destruyó empleo y provocó una desaceleración en el consumo, si bien los hogares siguieron aumentando su gasto).
Esto no sólo debería explicar la caída de la inversión, sino que debería responder al estancamiento posterior, por lo que deberíamos ver la condición opuesta, un sector empresarial con una inversión reducida al mismo tiempo que mantiene un saldo positivo (después de la crisis, los beneficios han sido precisamente más elevados que la inversión neta). Se observa en la siguiente gráfica:
Por supuesto, el crecimiento de la deuda privada se detuvo, pero eso es lo que deberíamos observar cuando una economía deja de crecer, puesto que es con deuda privada que se financia gran parte de la producción, de modo que deuda privada como empleo e inversión deben guardar una relación fuerte entre sí y con la producción.
Por último, si fuese correcta la teoría que pretende relacionar los niveles de deuda privada con las crisis económicas lo que deberíamos observar es una relación entre niveles altos de deuda privada con el consecuente desempleo en la crisis de 2007.
El promedio de deuda privada en 2007 era el 130% del PIB, se puede observar cómo los países que más destacan con un fuerte endeudamiento (medido en la siguiente gráfica como la diferencia por encima del promedio) no son siquiera aquellos que sufrieron la crisis con mayor envergadura, siendo que entre los 10 primeros con mayores niveles de deuda privada (deuda en el sector no financiero) sólo se vieron afectados por la crisis con altas tasas de desempleo España, Portugal e Irlanda (esto tampoco significa que los niveles de deuda privada sean irrelevantes, sino más bien que éstos deben ser analizados en un contexto determinado).
Los países por supuesto no son elegidos al azar, sino que son prácticamente los mismos que utilicé en mi artículo Imperio, economía y globalización, donde denotaba una alta relación entre los desequilibrios comerciales anteriores a la crisis y la consecuente caída de la economía posteriormente.
Promedio de la cuenta corrientes antes y después de la crisis de 2008.
Relación desequilibrios comerciales y desempleo.
Interesante artículo,
ResponderEliminarQueda demostrado que Japón no es un caso especial, y la relación con la inversión de las empresas ¿Por qué se ha mantenido tan baja esta inversión durante tanto tiempo? Por lo que muestras tienen un superávit del 5%, pero la inversión en promedio está en el 2%, con un gap importante.
Saludos,
La inversión es muy baja como dices, sí, pero si nos fijamos en el desempleo se ha comportado bastante bien, desde la II Guerra Mundial hasta hoy día se mantuvo siempre por debajo del 5% (ya podemos soñar con algo así en España), dado que mantiene una balanza comercial favorable el gobierno ha podido mantener el empleo sin problemas. Por lo que primero ante todo deberíamos aceptar que la inversión ha sido baja pero casualmente suficiente como para mantener a toda la población empleada a plena capacidad (sólo para hacerse una idea, en España el mínimo de desempleo alcanzado ha sido superior al máximo nivel de desempleo alcanzado en Japón), por tanto el motivo debe ser externo al desempleo.
EliminarYo lo achacaría a falta de oportunidades tanto fuera como dentro del país por:
-Una población muy envejecida, esto precisamente se inicia en la década de los 90:
https://fred.stlouisfed.org/graph/fredgraph.png?g=s0pp
Por eso si miramos el crecimiento por persona empleada es casi como EEUU (y hasta parece que superior a España):
https://fred.stlouisfed.org/graph/fredgraph.png?g=s0BE
- Y lo más importante, la caída de la URSS. Japón era en definitiva un muro de contención a ésta mantenido por EEUU, cuando la URSS cae termina su propósito (lo mismo que Cuba). Se abre al extranjero todo el sudeste asiático y la cuota de mercado de Japón pasa de ser del 11% a un 4% hoy día, esa pérdida relativa del comercio tiene necesariamente una distribución de la inversión (y más para Japón que era un país muy orientado a las exportaciones).
Es decir, al desplazarse la producción al sudeste asiático Japón deja de mantener esos niveles de inversión orientados al mercado externo, y pasa a mantenerlos para dar ocupación plena a una población decreciente, por lo que no debería extrañar que la inversión sea también mucho más baja. Así también se explica precisamente el crecimiento de éstos países asiáticos que mantienen unas tasas de inversión y crecimiento elevadas gracias a su éxito en el comercio, derivado de sus ganancias en las cuotas de exportación (ganar cuota de exportación significa en definitiva que estás exportando a un ritmo mayor que el promedio, por lo que la inversión para la producción exterior también debería ser superior al promedio).
De no haber tenido los problemas de población, podría mantener un mayor crecimiento, y de no aparecer el sudeste asiático habría mantenido la producción para exportar al resto del mundo a esa enorme cuota (por lo que el crecimiento y niveles de inversión serían una tasa muy similar al promedio del resto del mundo, que importaba su producción).
De todas formas diría que fue un éxito la administración de la crisis comparativamente a 2008 y sorprende que teniendo la experiencia de Japón haya economistas que hablen de austeridad expansiva.